En cierta ocasión le solicitaron auxiliar a un enfermo moribundo, que era papá de la reverenda Madre María Amada Sánchez Muños, fundadora de las Misioneras del sagrado Corazón, el enfermo murió, pero la relación con la Madre se mantuvo, hasta tal punto que ella, por inspiración del Mismo Corazón de Jesús le comunicó que debía iniciar la obra masculina de Misioneros del Sagrado Corazón y de Santa María de Guadalupe.
Por supuesto qué el se negaba, y hasta decía: “ni me gustan los niños, yo quiero volver a Chiapas para atender a mis inditos”. Como la madre insistiera, o más bien Dios, a través de la Madre, el padre Teodosio fue a ver a su Obispo el cual, entre otras cosas, le dijo: “Abraham no vio y creyó” |